Sebastián Piñera: ...se decía que hay un síntoma en esa huevá.
Pedro Pablo Díaz: Ah, puchas (Entre risas)
Sebastián Piñera: De todo lo que dice después le tienen que contradecir, huevón. ¿Ah? ¿Divorcio? Que está preparada, que hable más en contra del divorcio. Que está preparada, que no está preparada. Después una cuestión le podís decir tu. Hace dos años atrás, cierto...
Pedro Pablo Díaz: Qué, puh.
Sebastián Piñera: ...No es que me decía Jorge Carey, lo que me dijo Carey es que esta mina fue a buscarlo a ella para parar a Jarpa y ahora lo que pueden tratar de meterle, es el síndrome, cierto, de una huevá débil, inestable. Que va p'allá, que va p'acá, que pega tiros, que pega tiros p'acá, pero con suavidad. No puede transformar a la [Evelyn] Matthei en víctima.
Pedro Pablo Díaz: Exactamente.
Sebastián Piñera: Le puede decir, por ejemplo, mire, todo el país conocía una de las características, cierto, cuando su papá [Fernando Matthei] era comandante en jefe que decía una cosa, que después se contradecía, pero nadie nunca sabía qué diablos pensaba, porque decía diez cosas distintas en diez minutos. Da la impresión que esto también se extiende a usted. ¿Por cierto, no? ¿Ah? Y allí le puede tirar la cosa del divorcio, si está preparada o no está preparada, si en 30 segundos se da vuelta de carnero ¿pero cuáles? ... ¿Me entiendes o no?
Pedro Pablo Díaz: Bueno, voy a repasar con el pelao al tiro. Voy a cortarte y voy a llamar al pelao [Jorge Andrés Richards]
Sebastián Piñera: Pero tiene que hacerlo bien hecho, tiene el ejemplo del divorcio, tiene el ejemplo de si está preparada, tiene el ejemplo de también ¿qué otra cuestión?
Pedro Pablo Díaz: De la catolicidad. De si es católica y no va a misa, o sea en dejarla en contradicción. Usted dijo que su papá se había convertido al catolicismo con la venida de Juan Pablo II.
Sebastián Piñera: Después dijo que es luterano.
Pedro Pablo Díaz: Y ahora dice que es luterano. Ella dice que es católica y no va a misa. ¿cómo es la huevá?
Sebastián Piñera: La gracia es que trate elegantemente de dejarla como una cabrita chica, despistada, que está dando palos de ciego.
Pedro Pablo Díaz: Claro, no una víctima, por ningún motivo.
Sebastián Piñera: Pero no una víctima... Usted no cree que es mejor que se prepare más... No cree que es mejor que tenga una cosa más sólida, que piense más, que medite más, antes de pretender un cuento en que además, mucha gente cree que la están utilizando. ¿Cachai o no?
Pedro Pablo Díaz: Exactamente. Y déjame decirte que el pelao está dispuesto, me dijo voy a ser muy ... la voy a acorralar a esta huevona.
Sebastián Piñera: La gracia sería hacerlo con un muy buen tono, ¿cachai o no?
Pedro Pablo Díaz: Claro...
Sebastián Piñera: No ponerla en víctima. Así como decir "oye Evelyn mira...", como si fuera su amigo. Como que le está dando un consejo. Sabís qué, mejor, huevón, deja esta huevá. ¿Cachai o no? No hay nada peor que el consejo, y capaz que la otra, cierto, va a tener que responder que es corajuda y chucha la mujer ¿cachai o no? El tono, la forma, impecable, amistoso, ¿cachai o no?
Pedro Pablo Díaz: Exactamente.
Sebastián Piñera: Diciéndole, oye, sabís que más, Evelyn, sabís que deja esta huevá estai haciendo el loco ¿cachai o no? ¿okey?
Pedro Pablo Díaz: Okey, tira p'arriba.
Sebastián Piñera: Yo te voy a volver a llamar, ¿dónde estai tú ahora?
Pedro Pablo Díaz: En al casa de la Margarita.
Sebastián Piñera: ¿Y vai a estar ahí en el almuerzo?
Pedro Pablo Díaz: Y ahora en la maña...
Sebastián Piñera: Ya está.
Pedro Pablo Díaz: Listo.
Sebastián Piñera: Okey.
Pedro Pablo Díaz: Si no nos hablamos, un abrazo ¡Tira p'arriba!
Sebastián Piñera: Oye Peter Paul, bueno. ¡El [Andrés]Allamand partió para allá, puh!
Pedro Pablo Díaz: ¡Sí puh! Estoy con él el próximo jueves ya.
Sebastián Piñera: Sí.
Pedro Pablo Díaz: Y ahí se queda una semana.
Sebastián Piñera: Yo he andando hueviando huevón, en...
Pedro Pablo Díaz: Bueno ¡ahí aprovécheme todo, pues huevón! Va Pastrana, también don Misael.
Sebastián Piñera: Si sé
Pedro Pablo Díaz: Y el lunes almuerzo con el Pato Silva, en la Coca-Cola. El embajador va a ir también.
Sebastián Piñera: Allamand se va ¿ah? Llévale el recorte de hoy día. Que yo apoyo a Allamand.
Pedro Pablo Díaz: Ya, okey.
Sebastián Piñera: ¡Oye!
Pedro Pablo Díaz: Voy a llevar [el diario] El Mercurio hoy día. Y cualquier recado a Allamand, me llamai por teléfono a la Coca Cola.
Sebastián Piñera: Mejor le voy a dejar la lista de teléfonos. Que Allamand llame por teléfono a algunos gallos [individuos] de allá.
Pedro Pablo Díaz: ¡Ya puh!
Sebastián Piñera: ¡Oye, putas que es latas esta huevá! Yo salí de Barcelona [Los Juegos Olímpicos de Barcelona, 1992], huevón, que era la raja, huevón, a caer, huevón, a este infierno.
Pedro Pablo Díaz: (Risas) Pero, putas, ¿qué huevón, quién lo eligió?
Sebastián Piñera: Sí, pus, ahora, aquí me voy a Curicó. ¡Anoche llegue de Talca a la noche, huevón!
Pedro Pablo Díaz: Lo encuentro insólito esa huevá ¡Que te hayas venido, fíjate!
Sebastián Piñera: Porque tengo esta huevá de televisión que no me la dejaron... que no lo pude cancelar.
Pedro Pablo Díaz: La Margarita está al lado, aquí, me pregunta a cada rato si... que te diga si escuchaste los chiflidos de la Evelyn.
Sebastián Piñera: No, no escuché nada.
Pedro Pablo Díaz: Que esos chiflidos los hacía ella, dice.
Sebastián Piñera: ¡Ah! (Risas)
Pedro Pablo Díaz: ¡Porque se cagó chiflando, huevón!
Sebastián Piñera: Oye, nos vemos más rato.
Pedro Pablo Díaz: Nos vemos más rato, ¡Tira p'arriba!
Sebastián Piñera: A la hora de almuerzo te voy a volver a llamar.
Pedro Pablo Díaz: Okay
Sebastián Piñera: Chao.
Pedro Pablo Díaz: Goodbye...
viernes, 28 de noviembre de 2008
viernes, 7 de noviembre de 2008
Pokemona choriza se arrienda por quina en plaza de Av. Nueva San Martín.
A pocos metros de una caseta de seguridad y entre corredores de vermú destaca una chica de polera amarilla cuya particular oferta es un pito o una chupaita por $500.
Colocando la debida constancia en carabineros pienso que es lo que ha motivado tal situación. La respuesta seguramente se encuentra en el interior de la familia de aquella muchacha. Es probable que posea padres que hacen todo por obtener el auto último modelo, por qué ella no habría de hacer todo por obtener las zapatillas de marca y el celular de última generación.
En el sector habitan muchas familias que intentando dejar atrás las miserias de la ciudad decidieron irse a vivir a aquel bucólico sector de Maipú, pero olvidaron dejar atrás sus propias miserias. Diagnostico claro para un vendedor de halados del sector al cual comento mi hallazgo, pero imperceptible para gran parte de la comunidad que disfruta exhibiéndose de manera fatua, aparatosa y vacía en sus 4x4 e intimidando a sus vecinos con perros pitbuls.
Hay una suerte de explosión de orgullo que se manifiesta en la existencia del espíritu de duda, en el libre examen del actuar, en la libre interpretación de las cosas, conducente a un sentimiento de superioridad, donde todo se encuentra permitido. De igual forma hay una suerte de sensualidad donde el deleite y el goce son sinónimos sin frenos de las groseras delicias de la carne. Del amor al sacrificio claramente poco va quedando.
La austeridad y el temple le han cedido lugar a un afán progresivo por una vida llena de deleites, excesos y lujos. La exaltación de los sentidos va engendrando crecientes expresiones de decadencia y molicie. Al final se termina con una mengua de la seriedad, desarticulando la vida familiar, derribándose todas las barreras. En suma, se termina con una adolescente vendiendo droga y ofreciendo su cuerpo por la módica suma de $500.
Colocando la debida constancia en carabineros pienso que es lo que ha motivado tal situación. La respuesta seguramente se encuentra en el interior de la familia de aquella muchacha. Es probable que posea padres que hacen todo por obtener el auto último modelo, por qué ella no habría de hacer todo por obtener las zapatillas de marca y el celular de última generación.
En el sector habitan muchas familias que intentando dejar atrás las miserias de la ciudad decidieron irse a vivir a aquel bucólico sector de Maipú, pero olvidaron dejar atrás sus propias miserias. Diagnostico claro para un vendedor de halados del sector al cual comento mi hallazgo, pero imperceptible para gran parte de la comunidad que disfruta exhibiéndose de manera fatua, aparatosa y vacía en sus 4x4 e intimidando a sus vecinos con perros pitbuls.
Hay una suerte de explosión de orgullo que se manifiesta en la existencia del espíritu de duda, en el libre examen del actuar, en la libre interpretación de las cosas, conducente a un sentimiento de superioridad, donde todo se encuentra permitido. De igual forma hay una suerte de sensualidad donde el deleite y el goce son sinónimos sin frenos de las groseras delicias de la carne. Del amor al sacrificio claramente poco va quedando.
La austeridad y el temple le han cedido lugar a un afán progresivo por una vida llena de deleites, excesos y lujos. La exaltación de los sentidos va engendrando crecientes expresiones de decadencia y molicie. Al final se termina con una mengua de la seriedad, desarticulando la vida familiar, derribándose todas las barreras. En suma, se termina con una adolescente vendiendo droga y ofreciendo su cuerpo por la módica suma de $500.
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domingo, 2 de noviembre de 2008
Hace un par de viernes se leía en LUN
Rugbistas y futbolistas de la Universidad del Bío-Bío que expulsaron a encapuchados.
“Fuimos muy arriesgados, pero era la única forma d echarlos”
Como un verdadero Hulk, Cristian Neira se enfureció y, sin importarle nada, se fue en contra de los manifestantes.
“Vamos, vamos, vamos, se volvió loco. Corre, huevón, vienen todos”, le dice un encapuchado a otro, mientras un grandote enfurecido de dos metros, vestido con short azul y polera roja se abalanza sobre ellos.
“¡Estos son los estudiantes, no esas weas!”, grita un joven finalizada la persecución.
Esta vez les tocó a los típicos encapuchados huir a perderse de las piedras que usualmente ellos usan en sus violentas protestas y barricadas, y a los estudiantes, expulsarlos a palos y golpes. Mundo al revés.
La particular gresca, que ocurrió el miércoles en los patios de la Universidad del Bío-Bío de Concepción, quedó registrada en video y el protagonista indiscutido es Cristián Neira, estudiante de ingeniería comercial y fanático del fútbol.
Eran casi la una de la tarde cuando un grupo de encapuchados apareció por atrás de la universidad con carretas, neumáticos, mochilas con piedras, ladrillos y bombas molotov.
“Nos dio tanta lata verlos con todas sus porquerías otra vez que dijimos basta, vamos a quitarles las cosas”, cuenta Esteban Toloza, de ingeniería civil, quien con sus compañeros del equipo de rugby organizó la expulsión de los encapuchados.
“Nosotros estábamos en entrenamiento y en las otras canchas, los de construcción estaban jugando baby fútbol, así que se sumaron”, relata Toloza, de 27 años.
“Los seguimos y en el camino agarramos palos, piedras, lo que pillamos. Después les empezamos a gritar que se fueran. Nos fuimos encima y logramos sacarlos a empujones”, agrega.
Hombre increíble.
Pero afuera del campus, los encapuchados aprovecharon de prender las bombas molotov y lanzarlas a los aguerridos estudiantes. Una de ellas le cayó en el pie a Cristián Neira.
“Como andaba con zapatillas, se resbaló y cayó. Entonces nosotros nos abalanzamos sobre ellos para que no lo lincharan”, dice Álvaro Jara, compañero del futbolista.
Pero Neira reaccionó, se levantó y con una furia al estilo Hule se fue en contra de un encapuchado que lo amenazaba con un palo. En un fugaz forcejeo, el enorme futbolista logró quitarle el madero y los salió persiguiendo a todos.
“Fuimos muy arriesgados, pero era la única forma de echarlos. Nos tienen hartos. Teníamos que atacar mientras estuvieron desprevenidos. Ellos nunca se esperaron nuestra reacción. Lo malo es que ahora pueden venir represalias”, dice Toloza.
Cristián Neira quedó con quemaduras leves en sus pies y sus compañeros lo felicitaron.
“Fuimos muy arriesgados, pero era la única forma d echarlos”
Como un verdadero Hulk, Cristian Neira se enfureció y, sin importarle nada, se fue en contra de los manifestantes.
“Vamos, vamos, vamos, se volvió loco. Corre, huevón, vienen todos”, le dice un encapuchado a otro, mientras un grandote enfurecido de dos metros, vestido con short azul y polera roja se abalanza sobre ellos.
“¡Estos son los estudiantes, no esas weas!”, grita un joven finalizada la persecución.
Esta vez les tocó a los típicos encapuchados huir a perderse de las piedras que usualmente ellos usan en sus violentas protestas y barricadas, y a los estudiantes, expulsarlos a palos y golpes. Mundo al revés.
La particular gresca, que ocurrió el miércoles en los patios de la Universidad del Bío-Bío de Concepción, quedó registrada en video y el protagonista indiscutido es Cristián Neira, estudiante de ingeniería comercial y fanático del fútbol.
Eran casi la una de la tarde cuando un grupo de encapuchados apareció por atrás de la universidad con carretas, neumáticos, mochilas con piedras, ladrillos y bombas molotov.
“Nos dio tanta lata verlos con todas sus porquerías otra vez que dijimos basta, vamos a quitarles las cosas”, cuenta Esteban Toloza, de ingeniería civil, quien con sus compañeros del equipo de rugby organizó la expulsión de los encapuchados.
“Nosotros estábamos en entrenamiento y en las otras canchas, los de construcción estaban jugando baby fútbol, así que se sumaron”, relata Toloza, de 27 años.
“Los seguimos y en el camino agarramos palos, piedras, lo que pillamos. Después les empezamos a gritar que se fueran. Nos fuimos encima y logramos sacarlos a empujones”, agrega.
Hombre increíble.
Pero afuera del campus, los encapuchados aprovecharon de prender las bombas molotov y lanzarlas a los aguerridos estudiantes. Una de ellas le cayó en el pie a Cristián Neira.
“Como andaba con zapatillas, se resbaló y cayó. Entonces nosotros nos abalanzamos sobre ellos para que no lo lincharan”, dice Álvaro Jara, compañero del futbolista.
Pero Neira reaccionó, se levantó y con una furia al estilo Hule se fue en contra de un encapuchado que lo amenazaba con un palo. En un fugaz forcejeo, el enorme futbolista logró quitarle el madero y los salió persiguiendo a todos.
“Fuimos muy arriesgados, pero era la única forma de echarlos. Nos tienen hartos. Teníamos que atacar mientras estuvieron desprevenidos. Ellos nunca se esperaron nuestra reacción. Lo malo es que ahora pueden venir represalias”, dice Toloza.
Cristián Neira quedó con quemaduras leves en sus pies y sus compañeros lo felicitaron.
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